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Desmitificando al colesterol

  • todoescomer
  • 11 dic 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 21 dic 2024


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La Asociación Americana del Corazón define el colesterol como una sustancia cerosa que se encuentra en la sangre, producida principalmente por el hígado, pero también proviene de alimentos como carne, huevos o lácteos. Nuestro cuerpo necesita colesterol para funcionar correctamente, ya que es el precursor de moléculas de gran importancia biológica, como la producción de hormonas esteroideas, vitamina D y ácidos biliares. El problema no radica en su existencia, sino en su exceso o desequilibrio”, explica la doctora Patricia Andrada Álvarez, especialista en endocrinología y nutrición en la Clínica Universidad de Navarra.


​El colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad), es responsable de recoger el colesterol no utilizado y devolverlo al hígado para su almacenamiento o eliminación al exterior a través de la bilis, reduciendo el riesgo de enfermedad cardíaca y derrame cerebral.

​El colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad) tiene la capacidad de unirse a grasas y otras sustancias, acumulándose en las paredes de las arterias, causando su estrechamiento y obstrucción, lo que reduce, a su vez, el flujo sanguíneo.

​Por último, los triglicéridos son otro tipo de grasa que contribuye a la acumulación de colesterol no saludable cuando están en niveles elevados. Un desequilibrio en cualquiera de estos actores puede comprometer la salud.


La Academia Americana de Pediatría recomienda realizar chequeos desde los 9 años en niños con antecedentes familiares, y después de los 20 años cada 4-6 años en adultos con bajo riesgo. Además, la falta de síntomas evidentes (el colesterol no duele ni molesta) contribuye a la despreocupación y a subestimar su gravedad.


Diversos estudios sugieren que, en personas mayores, niveles altos de colesterol LDL podrían estar vinculados a una mayor longevidad, posiblemente debido a un efecto protector en el sistema inmunológico de esta población. No obstante, en jóvenes y adultos de mediana edad, sigue siendo un factor de riesgo importante. En 2016, un metaanálisis, que incluyó 19 estudios de cohorte y algo más de 68.000 personas mayores de 60 años, encontró que quienes tenían niveles altos de LDL tendían a vivir tanto o más tiempo que aquellos con niveles bajos. Estos resultados contradecían la hipótesis de que el colesterol ‘malo’ es inherentemente dañino, cuestionando la recomendación general de reducir agresivamente el colesterol LDL en adultos mayores. Lo que pone de manifiesto esta paradoja es la necesidad de adoptar un enfoque individualizado, y en el caso de las personas mayores sopesar los beneficios y riesgos de los tratamientos.


La doctora Patricia Andrada concluye que el colesterol es un marcador complejo que, lejos de ser solo un enemigo, requiere un manejo equilibrado y personalizado. Ignorar los niveles de colesterol puede tener graves consecuencias, y mantenerlo en los rangos establecidos según la edad, el sexo o las patologías asociadas, es clave para reducir el riesgo vascular. Destaca, además, que el aumento de la longevidad ofrece más tiempo a los factores de riesgo para producir enfermedad, complicar otras preexistentes y, en consecuencia, reducir el marcador esencial del buen estado de salud de las personas mayores que es la capacidad funcional. Igualmente, alerta sobre cómo las alteraciones del metabolismo lipídico y los estados de inflamación crónica contribuyen al desarrollo de aterosclerosis, enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y demencia.


Los niveles de colesterol no solo dependen de factores individuales, sino también de cómo ha evolucionado su interpretación a lo largo del tiempo desde las primeras cifras consideradas.


Carmen Lanchares , extracto del artículo publicado en "La Vanguardia" 03.12.2024

 
 
 

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